No dejar ni un hueco libre en la pared parecía ser la premisa para realizar este trabajo, ya que convertimos junto con el equipo de diseño de Eboca un espacio vacío en un auténtico tostadero de café. Además de todas las máquinas que introdujeron en é, ambientamos las paredes como si de una fábrica antigua se tratase.
Paredes de ladrillo, cableado, cristaleras creando la ilusión de profundidad y perspectiva y sacos amontonados de café crean un ambiente único que junto con el olor del grano recién tostado, te traslada a un auténtico tostadero clásico de café.